"En un lugar de la Mancha, de cuyo nombre no quiero acordarme, no ha mucho tiempo que vivía un hidalgo de los de lanza en astillero, adarga antigua, rocín flaco y galgo corredor." Alonso Quijano se llamaba, aunque era más conocido como Don Quijote, protagonista de una de las obras más importantes de Miguel de Cervantes, españolas y del mundo, traducida a casi todos los idiomas. Empiezo el artículo de hoy con éste fragmento, porque me llama mucho la atención que la sociedad actual apenas haya cambiado en ciertos aspectos en relación a la que se describe en aquella época. Cada vez que un individuo tiene la osadía de ir contracorriente, de pensar diferente, de luchar por lo que nadie lucha, de perseguir un sueño, ahí está el resto para "recordarle" lo imposible de su gesta. Vivimos en un mundo donde lo normal es mirar a otro lado para todo, callando y aceptando todo, nos parezca bien o no, esté bien o no. Callamos la corrupción cuando es cercana en lugar de repudiarla, ignoramos la pobreza cuando la vemos porque "no se puede hacer nada", ni siquiera cumplimos con nuestro deber como ciudadanos denunciando/tomando parte cuando es necesario vaya a ser que tengamos que implicarnos, ha se encargará otro de eso. Tenemos miedo, verdadero miedo a un poco de responsabilidad, a implicarnos en una causa, a abandonar lo "políticamente correcto" o la tranquilidad del que no se mete en nada en lugar de luchar por conseguir cosas. Una persona, una sola persona si se lo propone verdaderamente puede conseguir cosas increíbles. Os pongo el ejemplo de Bob Marley, del cual no voy a comentar ni su vida, ni su música. Sólo voy a hacer alusión a un momento concreto, donde en su concierto "Smile Jamaica" y de forma espontánea (al menos ninguno de sus más allegados sabían nada), hizo subir al escenario a los líderes del Partido Laborista Jamaicano "PLJ" y el Partido Nacional Popular "PNP" (partidos políticos jamaicanos enfrentados incluso con violencia) y logró que se diesen la mano. Él solo era un hombre, pero con su actitud frente a la vida y sus ganas de cambiar las cosas hicieron que consiguiera más allá de la música, cosas como ésta. Por eso nunca debemos subestimar lo que podemos hacer por el mundo, empezando por lo más cercano. Por eso, debemos ser menos Sanchos, dejar de ver molinos e imaginar que son gigantes y así, quizás nos demos de bruces, pero quizás los tumbemos. Porque Don Quijote era Alonso Quijano, pero podríamos ser cualquiera de nosotros. El resultado puede ser "cambiar el mundo amigo Sancho, que no es locura ni Utopía, sino JUSTICIA".