viernes, 29 de julio de 2016

Esfuerzo, la Diferencia Entre Éxito y Fracaso.

Hace unos días leí una frase que me llamó mucho la atención. Decía "en las malas se conocen los mejores". Es una verdad absoluta generalmente conocida, pero me dió mucho que pensar. Mi vida es un constante avance-retroceso, avanzo dos pasos y retrocedo uno. Puedes tener un potencial brillante, que si las circunstancias están en tu contra, lo tienes muy difícil para progresar. Para colmo, personas muy cercanas, en los momentos de más necesidad me han dado la espalda, y pocas cosas hay más tristes que eso. A eso, hay que sumar que el Karma no existe. Os lo aviso ya por si teníais alguna duda. En ésta vida quien hace mal no siempre recibe lo que merece, que te esfuerces muchísimo por conseguir algo no te garantiza obtenerlo, mientras que otros con menos esfuerzo pueden conseguirlo en tu lugar. Aunque llegados a éste punto parece que os estoy induciendo al suicidio, lo que estoy es poniendoos en situación (como ya dijo Bill Gates) de que la vida no es justa, nunca lo es. Partiendo de esa base, lo que  pretendo explicaros es, bajo mi punto de vista, dónde reside la verdadera fortaleza moral del ser humano. Cuando una persona triunfa en algún aspecto de su vida, puede haberlo conseguido fácilmente, puede que aunque le haya costado llegar ahí pero lo haya hecho siempre a la primera, (lo que se dice llegar y besar el santo), o sin embargo y lo más probable, es que ese camino haya estado lleno de fracasos, decepciones, caídas, tras los cuales siempre se ha levantado para seguír luchando. Cada vez es más frecuente ver como cuando alguien obtiene un fracaso, en ocasiones pierde el norte, se replantea sus metas hasta el punto de llegar a abandonarlas porque se le han presentado más difíciles de lo esperado. Es por eso, que la verdadera fortaleza moral reside en aceptar que anque es preferible luchar siempre hasta el último aliento por no caer nunca, en caso de caer las veces que sea necesario siemre hay que seguir luchando hasta que hayamos agotado todas y cada una de la más mínima de las opciones. En resumidas cuentas, ante un fracaso en un objetivo, NUNCA hay que replantearse el objetivo, sino el camino que se está siguiendo. Sólo se descartará el objetivo cuando sea prácticamente imposible, pero imposible de verdad. Ésto es aplicable a todos los ámbitos de la vida cotidiana: deporte, estudios, oposiciones, trabajo, arte...Existe gente con mucho talento para algunas cosas, es de admirar, pero en mi opinión tiene muchísimo menos mérito que alguien sin talento que consigue triunfar, porque en el primer caso no supone una dificultad, mientras que en el caso de los segundos conlleva un esfuerzo por adquirir la habilidad.
Alguien con talento tiene un 50% de posibilidades de triunfar, alguien que se esfuerza, otro 50%. Alguien con talento y que se esfuerce...casi seguro que triunfará. Por eso, como nunca se sabe qué talento puedes tener oculto, hagas lo que hagas esfuérzate...¡a lo mejor triunfas!